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Todos usamos redes. Las tenemos en casa, en el trabajo, en la cafetería y hasta en el ascensor si eres de los que no soportan ni medio segundo sin conexión. Pero… ¿cuántos saben realmente cómo funciona todo ese tinglado de cables, routers, latiguillos y lucecitas parpadeantes?

Este artículo no está hecho para ingenieros con tres másteres —aunque ellos también son bienvenidos—. Está pensado para ti: instalador, emprendedor, autónomo, técnico curioso o simplemente alguien que quiere entender de una vez por todas cómo funciona una red LAN, qué demonios es el Ethernet y por qué hay tantos tipos de cables que parecen iguales pero no lo son.

Aquí te lo explicamos todo sin turra, con ejemplos, con humor, y con un lenguaje que podrías usar en el bar. Porque si vas a invertir en montar una red, que sea con conocimiento de causa… y con estilo.

1. Conceptos generales de redes

Donde descubrimos que las redes no son solo cosa de pescadores o de cotillas de WhatsApp.

Antes de que existiera el Wi-Fi en cada esquina y los routers se convirtieran en parte del mobiliario doméstico, las redes informáticas ya estaban tejiendo su telaraña de conexiones. Y no, no hablamos de Matrix —aunque a veces lo parezca— sino de algo mucho más cotidiano: la red que conecta tu ordenador con la impresora de la oficina (esa que nunca imprime cuando la necesitas) o el cable que hace posible que ese vídeo de gatitos cargue sin interrupciones.

Empecemos con lo básico, que no por ello es aburrido… o eso vamos a intentar:


¿Qué es una red?

Una red de datos es un conjunto de dispositivos conectados entre sí para compartir información. En otras palabras: el cotilleo digital. Aquí se chismorrea en forma de paquetes de datos que van y vienen a toda velocidad, como si fueran rumores urgentes por la oficina.


LAN: Local Area Network (Red de Área Local)

Esto es lo que probablemente tengas en casa o en la empresa: una red que conecta ordenadores, impresoras, servidores y hasta la cafetera (si es muy lista) dentro de un espacio reducido, como una vivienda, un local o una nave industrial. Vamos, una red LAN es como una fiesta de barrio: todos se conocen, están cerca, y comparten lo que tienen (internet, archivos, y a veces virus informáticos).


WAN: Wide Area Network (Red de Área Amplia)

Aquí ya hablamos de ligas mayores. Una WAN conecta varias LAN entre sí a través de grandes distancias. ¿Ejemplo fácil? Internet. Es como unir varias fiestas de barrio en diferentes ciudades mediante carreteras digitales. Y, como en toda gran red, siempre hay atascos (hola, latencia) y zonas sin cobertura (hola, pueblo de mi abuela).


Ethernet: El rey del cotarro

Aunque el Wi-Fi se lleve toda la fama y los likes, el verdadero MVP de las redes es Ethernet. Esta tecnología, que lleva décadas funcionando como un reloj suizo, permite la transmisión de datos a través de cables (sí, esos que nadie quiere ver pero que todos necesitamos). Es estable, es rápido y no se cae porque alguien pasa cerca con el microondas encendido.

¿Y por qué es importante saber esto? Porque si vas a montar una red, arreglarla, o simplemente hablar con propiedad delante de tu cuñado ingeniero, necesitas dominar estas palabrejas. No es solo jerga, es poder digital.

2. Componentes físicos de una red LAN

O cómo convertir un nido de cables en algo que funciona (más o menos).

Vale, ya sabes que una red conecta dispositivos. Pero… ¿quién hace el trabajo sucio? ¿Quién reparte los datos como si fueran pizzas digitales? Pues eso lo hacen unos señores muy serios llamados componentes de red, aunque nosotros los vamos a tratar como lo que son: los héroes invisibles de la conectividad moderna.

Vamos a conocerlos:


Router (el jefe de la banda)

El router es como ese portero de discoteca que decide quién entra, quién sale y por dónde. Su trabajo es conectar tu red local (LAN) con el mundo exterior, o sea, con Internet. También reparte direcciones IP como si fueran caramelos en una cabalgata. Sin él, tus dispositivos estarían tan incomunicados como Robinson Crusoe antes de conocer a Viernes.

¿Y si te preguntas por qué a veces el router se cuelga? Bueno… hasta el portero necesita un descanso.


Switch (el camarero multitarea)

Este tipo es el alma de la fiesta dentro de la LAN. El switch recibe los datos y los envía exactamente al dispositivo que los pidió, ni más ni menos. No los lanza al aire como un aspersor (eso lo hacía el hub, que ya está jubilado). Es ordenado, eficiente y, si es gestionable, incluso puede hacer magia de red nivel Jedi.

Si tu red tiene muchos dispositivos, un buen switch es lo que necesitas para evitar que todo se convierta en un atasco del siglo.


Patch panel (el cuaderno de anillas de los cables)

Aquí no hay datos circulando, pero sí mucho orden. El patch panel es una especie de centralita donde se conectan todos los cables de red que vienen desde las distintas tomas. Desde aquí se redirigen hacia el switch o donde haga falta. Es el equivalente a tener todos tus apuntes bien archivados, en lugar de desperdigados por la habitación.

Además, si te gusta fardar de instalaciones limpias y profesionales, un patch panel bien etiquetado es tu mejor carta de presentación.


Rack (el armario friki definitivo)

¿Tienes muchos componentes de red? ¿Varios switches, routers, paneles de parcheo, servidores? Entonces necesitas un rack. Es un armario metálico donde puedes montar todo tu equipamiento de forma segura, ordenada… y, reconozcámoslo, con un toque de elegancia que haría llorar de emoción a un técnico de sistemas.

Bonus: si tiene ventilación y puertas con llave, ya estamos hablando de nivel pro.


Cableado (el sistema nervioso de la red)

Vale, no es un componente “activo”, pero sin cables no hay red. Los cables son como las venas que transportan los datos. Veremos más sobre ellos en la siguiente sección, pero que sepas desde ya que hay vida más allá del Wi-Fi. Y a veces, una vida mucho más estable.


Ya lo ves: montar una red LAN no es solo cuestión de tener Internet. Es cuestión de tener una buena orquesta de cacharros bien afinada. ¿Pasamos a la Sección 3 para hablar de los cables y las diferencias entre cobre y fibra óptica? Aquí es donde empieza la batalla de los grandes.

3. Tipos de cableado: cobre y fibra óptica

O cómo decidir si vas a conectar tu red con un Fórmula 1 o con una carreta confiable pero más lenta.

Los cables. Esos grandes olvidados. Todo el mundo habla de routers, switches y Wi-Fi de doble banda como si fueran superhéroes. Pero sin los cables, no hay nada. Cero. Ni velocidad, ni estabilidad, ni conexión. Y si alguna vez has visto una instalación sin cableado estructurado, sabrás que es como mirar el cuarto de juegos de un gremlin hiperactivo: caos puro.

Hoy vamos a aclarar qué tipos de cables existen y cuándo conviene usar unos u otros. Porque no, no todo lo que tiene forma de espagueti transmite datos igual.


Cableado de cobre: el veterano resistente

Aquí estamos hablando, sobre todo, de los famosos cables UTP (Unshielded Twisted Pair). Los de toda la vida. Los que se usan en el 90% de oficinas, viviendas y hasta en sistemas de videovigilancia.

¿Por qué se llaman «trenzados»?

Porque sus hilos internos están entrelazados como si fueran trencitas de colegio. Esto reduce interferencias electromagnéticas. Ingenioso, ¿eh?

Diferencias clave por categoría (Cat):

  • Cat 5e: Hasta 1 Gbps. El que aún sobrevive en muchas instalaciones.
  • Cat 6: Hasta 10 Gbps a cortas distancias. El nuevo estándar de oro para oficinas y casas modernas.
  • Cat 6A: Mejora del anterior. Más apantallado, más estable.
  • Cat 7 y Cat 8: Aquí ya entramos en terrenos de centros de datos y servidores de alto rendimiento.

Ventajas del cobre:

  • Barato.
  • Fácil de instalar.
  • Compatible con la mayoría de equipos.
  • Ideal para distancias cortas (menos de 100 metros).

Inconvenientes:

  • Menor velocidad y distancia comparado con la fibra.
  • Más propenso a interferencias en entornos muy «eléctricos».

Cableado de fibra óptica: el velocista silencioso

Aquí no hay electricidad, solo luz. Sí, luz. Los datos viajan a través de pulsos de luz a la velocidad de… bueno, la luz. La fibra óptica es lo más parecido a tener una autopista exclusiva sin tráfico.

Tipos principales de fibra:

  • Monomodo: Para distancias muy largas (kilómetros). Usado en telecomunicaciones e infraestructuras troncales.
  • Multimodo: Para distancias más cortas (hasta 500 metros), pero suficiente para edificios grandes y centros de datos.

Ventajas de la fibra óptica:

  • Velocidades altísimas (40 Gbps y más).
  • Sin interferencias electromagnéticas.
  • Soporta distancias largas sin pérdida de señal.
  • Más segura frente a espionaje y hackeos físicos.

Inconvenientes:

  • Más cara (aunque cada vez menos).
  • Requiere personal más cualificado para la instalación.
  • Más frágil: una torcedura mal hecha y adiós.

¿Cuál elegir?

¿Oficina pequeña o vivienda?

Cat 6 o 6A te irá de lujo.

¿Empresa que quiere estar preparada para el futuro?

Cat 7 o fibra multimodo.

¿Centro de datos, naves industriales o conexiones entre edificios?

Fibra monomodo sin dudar.


En resumen: los cables no son todos iguales, y elegir bien puede marcar la diferencia entre una red fluida o una red que hace llorar a tus técnicos.

¿Nos metemos ahora en el fascinante mundo de la conectividad y la transmisión? Vienen curvas (y conectores).

Pues eso nos espera en la siguiente entrada.

¡Esto no ha hecho más que empezar!

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